27 de marzo de 2013

La impotencia del pensamiento


La impotencia del pensamiento. Cuando el pensamiento se retrae, exhausto, queda sólo la rabia de que aquello que se pensó sea solamente pensamiento y no rayo, trueno, juicio de Dios, dies irae. Que el curso de las cosas continúe igual y el canalla no esté muerto fulminado. Pero luego, cuando el pensamiento vuelve, se lo acoge con acentos conmovidos. Y precisamente de este pensamiento inane se hace el elogio y de su impotencia. La impotencia del pensamiento es la barrera puesta a él para impedirle un delito.
Manlio Sagalambro: Del pensare breve (Adelphi edizioni, 1991)
 
Siente uno ganas de ser idealista radical y convertir su pensamiento en azote de canallas. Pero ni siquiera somos realistas y nos asusta cometer cualquier delito, sobre todo los que no están tipificados como tales.

24 de marzo de 2013

Apriti sesamo

                                                                                                                       Para Antonio y Pilar
Si la novedad sorprende, y arrastra cuando no le oponemos reserva, lo ya conocido es pócima que cautiva cuerpo y espíritu. Lo familiar permite desinhibirse, bajar las defensas y entregarse a un placer, no por más conocido, menos nuevo.

El concierto de Franco Battiato este viernes en Burgos, me hizo caer en la cuenta -es lo que tienen los músicos filósofos-. El comienzo, presentación de su nuevo disco “Apriti sesamo”, fue impecable. Con unas letras que siguen siendo, como acostumbra, poesía cotidiana, nos abrió el horizonte de un Battiato desengañado y realista. “Passacaglia” es eficaz brújula para este disco. Pasó después a repasar viejos temas, con los cuales volvimos a la casa de la infancia, y sentados a la mesa entre aromas familiares, nos rendimos y las lágrimas se asomaron a nuestros ojos. La versión de “Nómadas” destacaba entre las cumbres de estos clásicos, parte de nuestra vida, como cualquiera realidad a la que podamos dar ese nombre.

No fue un concierto al uso, la música de Battiato tampoco lo es, "cualquier artista que se toma en serio su obra sabe que es un puente entre la tierra y el cielo" dijo en una entrevista, y desde su alfombra persa se empeñó en que lo cruzáramos, ayudado por certeros lazarillos. Todos ellos magistrales: Simon Tong (guitarra), Andrea Torresani (bajo), Giordano Colombo (batería), Angelo Privitera (teclados y programaciones), el espléndido Nuovo Quartetto Italiano (violines, viola y chelo) y el soberbio pianista Carlo Guaitoli, al cual los críticos musicales de nuestro país, tal vez por eso mismo, no han prestado atención, ocupados en destacar, tan sólo, la presencia del guitarrista.
El concierto se alargó y llegó la medianoche, con la fecha de su 68 cumpleaños y el regalo de esta fiesta donde, como corresponde, Franco era el celebrante y nosotros sus agradecidos invitados. ¡Apriti sesamo! y la magia de quien resulta cada vez más, incluso en su aspecto, un maestro tan serio como divertido, nos introdujo en la cueva de la olvidada belleza.

10 de marzo de 2013

nos hemos confiado

 
Recuerdo cuando, en los años ochenta, Pilar Miró dimitió como Directora de RTVE por adquirir ropa cargada al presupuesto de la tele. Ni ocultó su compra, ni mintió, ni se quedó los vestidos, que pasaban a los fondos de TVE tras su empleo en actos propios del cargo. No recayó sobre ella la menor sospecha de comportamiento delictivo, su tacha estuvo en considerar que la vestimenta destinada a la representación protocolaria debía pagarla el organismo público que se la exigía.
Veinticinco años después me pregunto ¿cómo nos hemos acostumbrado a soportar el nauseabundo espectáculo presente?
No hemos estado atentos para cortar el mal de raíz, nada más brotar. Sí, esa ha sido nuestra culpa, no las que quieren echarnos encima los poderes politico-económicos.
No hay logros definitivos en el mundo humano. Lo hemos pasado por alto y nos hemos confiado.

1 de marzo de 2013

Velatorio


Me pasma la indiferencia egoísta de Europa y de occidente todo ante la situación griega, la de quienes estamos mal y la de quienes están mejor.


Para bien y para mal somos sus hijos, criados por ese padre adoptivo, el judeocristianismo. Seguimos siendo Grecia y su ruina es la nuestra.


Las palabras pronunciadas por el taxista con el que A. inicia su odisea en “La mirada de Ulises” (1995) me pasaron inadvertidas en su día, pero hoy se me han clavado:



¿Sabes una cosa? Grecia se muere. Como pueblo, nos morimos. Se acaba el ciclo, miles de años entre ruinas y estatuas y ahora nos morimos. Si Grecia debe morir que sea rápido. La agonía es muy larga y muy ruidosa.



Encaramado al malecón de la carretera da una magistral clase de metafísica:

¡Naturaleza! ¿estás sola? ¡Yo también! Toma una galleta

y la lanza al valle nevado.


Se sienta en el taxi y ofrece una botella, supongo que de ouzo, a su pasajero.

Velatorio improvisado al que nos da miedo unirnos, porque sospechamos que la caja del muerto encierra nuestra imagen.