24 de noviembre de 2012

Compliance

Dedicada a José Luis Borau. Gracias.

Película independiente del director estadounidense Craig Zobel, estrenada este mismo año. Magnífico ejemplo de buen cine, que no precisa fuertes inversiones, ni efectos especiales, ni las dichositas gafas del 3 D (¡no las soporto!). Película humilde pero imprescindible, tanto por lo narrado, y el buen pulso con que lo hace, como por las necesarias reflexiones que despierta.
Os invito a ver la película, como me invitó mi cinéfilo amigo Jiménez Liste -gracias, Alberto- Puede verse de modo legal y gratuito mediante internet.
Al verla sufrí la tentación de dudar de su veracidad, porque resulta molesto pensar que los humanos seamos tan ingenuos, tan sumisos y a la par tan crueles y entregados al abuso. He buscado en la web y, en efecto, la película parte de sucesos ocurridos en EE UU, algunos han llegado a los tribunales.
En seguida vino a mi cabeza el experimento de Milgram (inspirado en las alegaciones de Eichman al ser juzgado en Jerusalén) sobre la obediencia y la autoridad, con sus inquietantes conclusiones. Y el experimento de la cárcel de Stanford, que también versa sobre la autoridad, su legitimación, sus excesos y la necesaria obediencia.
Sin embargo, quiero apuntar más allá, hacia una interpretación desde las reglas del juego político mismo y la reciprocidad implicada en el contrato social, soporte teórico de las actuales democracias.
La situación presente del ciudadano de a pie de España, Grecia, Portugal, Italia, es la posición ocupada por la víctima de la película, una joven trabajadora de una cadena de amburgueserías (sin H). Ha de someterse a la autoridad hasta límites que en condiciones normales no toleraría, como nos está sucediendo a los ciudadanos bajo el shock de la crisis.
Por otra parte, nuestros políticos son los representantes circunstanciales de la autoridad, el mismo papel que en la película desempeña el novio de la encargada de la hamburguesería. No les tiembla el pulso al aplicar medidas que ni siquiera se han atrevido a insinuar en sus programas electorales, amparados en la excusa de la necesidad y las condiciones exigidas por un superior externo.

El equivalente de la encargada está en los políticos de la unión europea y las autoridades monetarias. Los demás empleados de la hamburguesería corresponden con los ciudadanos de los países que, al menos de momento, no tienen nuestros problemas económicos. Lo cual no quiere decir que estén libres de sufrirlos en un futuro próximo, pasando en tal caso de colaboradores pasivos a nuevas víctimas.
Por último, el verdadero protagonista de la película, quien ha urdido la situación, serían los poderes económicos que, en la sombra y sin arriesgar lo más mínimo, salen beneficiados del turbio asunto.

No olvidemos que se trata de una realidad donde es necesaria la colaboración de todos los actores implicados, víctimas incluidas, para que el abuso y la victimización se produzca. Pero los teóricos del contrato social, como Locke, dicen explícitamente que si el gobernante incumple lo pactado, el contrato queda roto y el ciudadano sin obligación alguna ante él. Y esta es la situación presente, de la cual no acabamos de tomar conciencia, ni de la necesaria desobediencia civil que debe seguirla. La inercia psicológica, la desorientación sembrada por los medios de comunicación y por los propios victimarios, así como el abuso de autoridad con el fin de sembrar el miedo y paralizar la respuesta, están actuando como mordaza, de momento. Pero el juego, como en la película, acabará destapándose.

20 de noviembre de 2012

¿De qué se rien?


Tal vez más de cuatro, al ver las sonrisas de nuestros mandatarios, recuerden esta fecha como el día nefasto en que fueron engañados por una alternativa ficticia, apoyada en un programa electoral mentiroso.
Tal vez mas de cuatro se pregunten porqué sonríen estos seguidores de la doctrina del shock y porqué tienen tremenda prisa para llevar a cabo su tarea de destrucción del espacio público, es decir, de la ciudadanía y en consecuencia de la política.
Tienen prisa y aplican sus medidas como una guerra relámpago, para golpear sin encontrar respuesta, de manera que cuando, al fin, la ciudadanía reaccione, sea bien difícil rehacer lo deshecho.
Tienen prisa para llegar a una sociedad donde haya políticos, pero no política.
Desde esta mirada, las muchas huelgas no son todavía sino respuesta lenta, viejas armas que siguen teniendo cierta eficacia, porque representan una inercia a la que se han anclando sindicatos, partidos mayoritarios y nacionalistas. 
Pero la desorientación inicial tiene que dar paso al germen que está progresando lento, silencioso pero inexorable, y que puede verse en el sinfín de manifestaciones de todo tipo y en los movimientos ciudadanos. Es cuestión de tiempo que fructifique o, de lo contrario, mereceremos lo que nos están haciendo.
Mientras tanto, esa sonrisa, como mostró Benedetti, no hace sino abonar nuestra indignación.

7 de noviembre de 2012

Portugal postmoderno


La frase no es una simple broma cartesiana, es un enigma demoledor: la actividad de la conciencia aislada del resto de lo existente es tan imposible que, al proclamarse, se autoanula.
El pensamiento moderno trató de construir la identidad del humano, e incluso la misma realidad, a partir del sujeto pensante y sus contenidos mentales.
El cogito es la plegaria sagrada y Descartes el sumo sacerdote de esta religión de la Modernidad.
Ritual que sólo podía desembocar en fracaso, el idealismo;  incluso en uno más extremo, llamado solipsismo.

1 de noviembre de 2012

... es ser agradecidos.


El otro día, a la hora de la siesta, cometí el error de prestar atención a las noticias de la tele. Juan Carlos de Borbón fomentaba, durante un viaje a la India, el uso de nuestro país como decorado para musicales de bollywood. Justo después, un famoso anunciaba apuestas de poker.
-Debe ser que lo de Las Vegas madrileñas va en serio y están abonando el terreno, pensé.
Con sueño y sin siesta me fui a la cocina para beber algo que me despejase. En la nevera quedaba una lata del nuevo Moore, aroma capullo de alelí.
Contemplando sus falaces y naturales burbujas se me hizo la luz: comprendí que nuestra salida del tunel pasa por el turismo folclorico, que tan solo mediante unSpanish folk ¡pais de vacaciones!” se cumple nuestra unidad de destino en lo universal.
Vestidos con el traje típico de la comarca, exagerando el acento, en un enorme decorado lleno de tiendas de recuerdos y terrazas al sol, atendidas por galantes camareros, al son de soleás y muñeiras.
En los casinos los crupiers, con la boina calada, reparten cartas de las siete y media,
-¡la banca se planta!
Jóvenes camareras ataviadas con albarcas y cachirulos, sirven cubatas de sol y sombra, combinados de pacharán y resolí al gazpacho.
Mientras, la megafonía anuncia el comienzo de la sesión de muñeiras eróticas, preámbulo de una noche loca al cobijo de fulanas de alto standing, que practican especialidades regionales y reconfortan al cansado turista con un chocolate con churros.
Mis ojos se arrasaron de lágrimas y ahora sólo puedo sentir gratitud hacia quienes tanto se preocupan de nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Gracias.