31 de enero de 2013

Nacionalismos


El nacionalismo del pobre, del oprimido, el nacionalismo kurdo o el saharaui nos inspiran una ternura comprensiva y pueden ser contemplados con benevolencia. Muy otro es el sentimiento inspirado por el nacionalismo del rico, del explotador, como el catalán o el vasco, que ha crecido sobre el sudor del emigrante y las espaldas de unas estructuras injustas, que le han otorgado beneficios para acallarlo y fomentar otro nacionalismo, el español.
Entiendo al kurdo perseguido hasta ser víctima de genocidio, al saharaui sin tierra ni nacionalidad, y los entiendo porque más allá de querer una nación, se trata de querer recuperar la dignidad humana, e incluso de algo más elemental todavía, se trata de supervivencia física. No soy capaz de comprender al vasco, ni al catalán, que apoyados sobre una situación de superioridad, pretenden seguir incrementando sus ventajas. Por ello la autodenominada izquierda nacionalista me parece una contradicción, puesto que emplea un doble rasero, el de la justicia para los míos a costa de la explotación de quienes no lo son.
Que certeros fueron los anarquistas al desenmascarar los ideales de patria, nación, independencia. Soflamas, herramientas de dominio del patrón, a costa de sufrimiento, incluso de guerra, para el trabajador que se deja engañar por ellas.

Hoy, los nacionalismos europeos no son sino herramientas al servicio de neocons y de la contrarevolución del liberalismo económico que, bajo la tapadera de la crisis, deshace los logros que lo habían tornado más humano y retrocede hasta el inicio del capitalismo industrial. Mientras los viejos estados-nación agonizan, por efecto de la globalización económica y su usurpación del poder político, resulta una eficaz maniobra de distracción dividir a los ciudadanos bajo pequeñas banderas nacionales, desviando la mirada de sus auténticos problemas.

24 de enero de 2013

Desde otro mar


Todo el mundo en Grecia, desde el Partido Comunista a la extrema derecha, rehusa interrogarse sobre el pasado. Además, las palabras han perdido su sentido. Todos emplean el mismo vocabulario -democracia, socialismo ...-, pero el contenido es distiinto en cada caso. Las palabras son las mismas pero la lengua es diferente. Durante las elecciones europeas la izquierda utilizaba el eslogan “ya sabemos como es la derecha” y la derecha “ya sabemos como es la izquierda”. No hay diferencia. Asistimos a un proceso de desideologización; los partidos parecen en realidad equipos de futbol.
Estas palabras de 1984, siguen conservando una plena actualidad y pueden extenderse al presente de nuestro país y al de Europa.
Un año después de su trágica muerte, echamos de menos la lúcida mirada de Angelopoulos sobre nuestro presente y el consuelo de su poesía truncada.

22 de enero de 2013

Las generaciones futuras


El pasado jueves en Zaragoza, un grupo de profesores, tanto de secundaria como de universidad, y de alumnos, decidimos formar la Sociedad Aragonesa de Filosofía. El contexto del último borrador de la LOMCE ha sido el catalizador que ha propiciado esta iniciativa con el fin principal de defender las asignaturas de filosofía en secundaria, bachillerato y universidad.
La Unesco, a la cual pertenece nuestro país, no deja de recomendar el cultivo de la Filosofía como escuela de libertad y fuente de creatividad. "Las generaciones futuras" fue el lema propuesto al celebrar el Día Mundial de la Filosofía. No cometamos el error de negar a las futuras generaciones de nuestro país la capacidad crítica y creativa que la Filosofía juega en la construcción de los ciudadanos, en su formación cultural y científica.
Desde aquí animamos a sumarse a esta iniciativa a todos aquellos interesados y preocupados por nuestro porvenir.
Larga y fructífera vida para la S.A.F.

16 de enero de 2013

Abucheos


No debemos justificar la interrupción de un acto público cultural mediante voces y abucheos. Nos parece una acción poco elegante, carente de civismo, falta de respeto hacia el público y el conferenciante. Es, además, una acción mal calculada, puesto que convierte en noticia estrella, al menos durante un par de días, lo que no era sino un aburrido acto de autobombo, orquestado por un grupo mediático afín al gobierno.
Habría, no obstante, que ahondar y preguntarse porqué un grupo de ciudadanos recurre a esta protesta.
Tal vez el modo de proceder de nuestros políticos, y en concreto de nuestro gobierno, lo esté fomentando al actuar con intolerancia, demagogia y a veces brutalidad, ante las manifestaciones pacíficas. Al hacer gala de prepotencia y total indisposición al diálogo. Al hacer retroceder los medios de comunicación públicos al control del gobierno de turno. En suma, un proceder poco ejemplarizante para una joven democracia.
Tal vez el enfado ciudadano sea muy grande, la presión que soporta excesiva, el ejemplo que recibe negativo y, en consecuencia, la respuesta sobrepase lo que se realizaría en otras condiciones.
Habría también que preguntarse qué mueve a quien cobra como Ministro de Educación a calificar de fascismo unos abucheos, un boicot incívico pero verbal y pacífico.
Tal vez por la presión o por la frustración al no poder transmitir lo que debe ser un mensaje necesario. Tal vez empiece a no valer como cargo público, porque hace poco declaró que: “Si uno no es capaz de acostumbrarse a las protestas, no vale para un cargo público” Tal vez tenga ya negociaciones con alguna empresa, siguiendo Esperanzador ejemplo.
Él tampoco ha sido capaz de actuar como su condición exige, y su responsabilidad es mayor que la del ciudadano de a pie, no lo pasemos por alto, dada su posición, la confianza otorgada por ser cargo electo y la obligación ejemplarizante que ello implica.
No pretendemos justificar conductas, sino acercarnos tanto a su comprensión como a su explicación.

8 de enero de 2013

Celebraciones


Frente al tiempo circular griego, el judeo-cristianismo propuso el tiempo lineal, consagrando la singularidad de cada hecho, de cada momento, de cada acción humana. 
Sin embargo, la circularidad permaneció cubierta por un sentido nuevo, por una peculiar orientación, celebrar cíclicamente los hechos singulares que presentan especial relevancia. De este modo, la línea se compone de pequeños ciclos continuamente repetidos, como las fiestas de Navidad, con sus rituales gastronómicos y encuentros familiares.
Pero, ¿cómo armonizar la cíclica repetición ritual de lo que se estima suceso único? ¿Cómo es posible conciliar la línea recta, el segmento dotado de un comienzo y un final con el círculo, donde todo punto es equivalente e intercambiable?
¿Cómo es posible la novedad en la repetición cotidiana?