7 de noviembre de 2012

Portugal postmoderno


La frase no es una simple broma cartesiana, es un enigma demoledor: la actividad de la conciencia aislada del resto de lo existente es tan imposible que, al proclamarse, se autoanula.
El pensamiento moderno trató de construir la identidad del humano, e incluso la misma realidad, a partir del sujeto pensante y sus contenidos mentales.
El cogito es la plegaria sagrada y Descartes el sumo sacerdote de esta religión de la Modernidad.
Ritual que sólo podía desembocar en fracaso, el idealismo;  incluso en uno más extremo, llamado solipsismo.

3 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Clarísimo. El cogito que nos deja cojitos, porque un pensar basado en leyes desprovistas de sentimiento, se convierte en feroz positivismo, con su lado solipsista y narciso. Magnífica foto y tu reflexión, que no quisiera enturbiar con mi labia andaluza.

Un abrazo.
Salud

David Porcel Dieste dijo...

Magnífica reflexión, Miguel Ángel, muy orteguiana, por cierto. Nietzsche ya llama la atención en el problema: "Se piensa, luego hay pensador", ¡como si tuviera que haber "algo" que piense! Llevado al extremo y asumiendo el idealismo, el Yo también necesitaría ser pensado para existir, ¿pero quién pensaría el Yo?, ¿otro Yo anterior?, ¿y no necesitaría a su vez éste también ser pensado...? Saludos

M. A. Velasco León dijo...

Manuel, la fotografía la hice en Lisboa, en una suerte de centro de arte que siempre pillé cerrado. Me quedé con las ganas de ver la exposición. Me parece muy sugerente la idea del solipsismo como narcisismo, habrá que pensarla, Gracias.
Muy cierto David, caeríamos en una serie infinita, por tanto en el vacío explicativo, como ya sospechó el viejo Platón con su autocrítica del tercer hombre. En lo de orteguiano aciertas de pleno, de hecho dudé si titular la entrada "Portugal orteguiano".
Gracias, compañeros y Salud.