Recuerdo cuando, en los años ochenta,
Pilar Miró dimitió como Directora de RTVE por adquirir ropa cargada
al presupuesto de la tele. Ni ocultó su compra, ni mintió, ni se
quedó los vestidos, que pasaban a los fondos de TVE tras su empleo
en actos propios del cargo. No recayó sobre ella la menor sospecha
de comportamiento delictivo, su tacha estuvo en considerar que la
vestimenta destinada a la representación protocolaria debía pagarla
el organismo público que se la exigía.
Veinticinco años después me
pregunto ¿cómo nos hemos acostumbrado a soportar el nauseabundo
espectáculo presente?
No hemos estado atentos para cortar el
mal de raíz, nada más brotar. Sí, esa ha sido nuestra culpa, no
las que quieren echarnos encima los poderes politico-económicos.
No hay logros definitivos en el mundo
humano. Lo hemos pasado por alto y nos hemos confiado.
2 comentarios:
Ya no se sostiene una democracia que pretende colocar biombos durante cuatro años a la espera de que en ese plazo, la gente vuelva a acudir a las urnas alegremente. Hay que votar cada cuatro meses y que esté todo bien clarito, la vida es un soplo y no puede ser que se usurpe el sentido común y la necesidad de cambio en beneficio de unos pocos que se lo llevan crudo bajo cuerda.
Salud
Es preocupante lo fácil que nos olvidamos de la radical provisionalidad de los logros sociales, políticos y morales. Lo rápido que se esfuman en cuanto los creemos consolidados. Así nuestra triste confianza democrática.
Salud
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