24 de marzo de 2013

Apriti sesamo

                                                                                                                       Para Antonio y Pilar
Si la novedad sorprende, y arrastra cuando no le oponemos reserva, lo ya conocido es pócima que cautiva cuerpo y espíritu. Lo familiar permite desinhibirse, bajar las defensas y entregarse a un placer, no por más conocido, menos nuevo.

El concierto de Franco Battiato este viernes en Burgos, me hizo caer en la cuenta -es lo que tienen los músicos filósofos-. El comienzo, presentación de su nuevo disco “Apriti sesamo”, fue impecable. Con unas letras que siguen siendo, como acostumbra, poesía cotidiana, nos abrió el horizonte de un Battiato desengañado y realista. “Passacaglia” es eficaz brújula para este disco. Pasó después a repasar viejos temas, con los cuales volvimos a la casa de la infancia, y sentados a la mesa entre aromas familiares, nos rendimos y las lágrimas se asomaron a nuestros ojos. La versión de “Nómadas” destacaba entre las cumbres de estos clásicos, parte de nuestra vida, como cualquiera realidad a la que podamos dar ese nombre.

No fue un concierto al uso, la música de Battiato tampoco lo es, "cualquier artista que se toma en serio su obra sabe que es un puente entre la tierra y el cielo" dijo en una entrevista, y desde su alfombra persa se empeñó en que lo cruzáramos, ayudado por certeros lazarillos. Todos ellos magistrales: Simon Tong (guitarra), Andrea Torresani (bajo), Giordano Colombo (batería), Angelo Privitera (teclados y programaciones), el espléndido Nuovo Quartetto Italiano (violines, viola y chelo) y el soberbio pianista Carlo Guaitoli, al cual los críticos musicales de nuestro país, tal vez por eso mismo, no han prestado atención, ocupados en destacar, tan sólo, la presencia del guitarrista.
El concierto se alargó y llegó la medianoche, con la fecha de su 68 cumpleaños y el regalo de esta fiesta donde, como corresponde, Franco era el celebrante y nosotros sus agradecidos invitados. ¡Apriti sesamo! y la magia de quien resulta cada vez más, incluso en su aspecto, un maestro tan serio como divertido, nos introdujo en la cueva de la olvidada belleza.

3 comentarios:

clara dijo...

Ya veo que me perdí una ocasión inolvidable para no olvidar. Pero ya veo, que tú la disfrutaste por todos.

Manuel Marcos dijo...

Me alegro Miguel Ángel, un artista al que sigo hace tantos años y que nunca he logrado ver en directo.
Salud

M. A. Velasco León dijo...

Lo cierto es que verlo en directo vale la pena. Sin pose de divo, ni de amiguete, parecía sincero y espontáneo.
Clara, la música encuadernada no se escucha bien sin dibujar a Battiato.
Manuel, si la poesía desenfadada y profunda a la vez tiene música, por aquí andan sus notas.
Si teneis ocasión de verlo, avisadme y sin dudar os acompañaré.
Salud a los dos.