12 de enero de 2014

La marca "hispánica"


No aguanto más los sermones referidos a la necesidad de cuidar y potenciar la marca España como medio importante en la salida de la crisis. En realidad no es sino otra estrategia para el engaño social a la que nuestros políticos recurren cuando no tienen otras cortinas de humo a mano. Lo mismo para acallar críticas fundamentadas, pues perjudican nuestra marca en el extranjero, que para justificar la creciente explotación laboral y social, pues hemos de ser una marca competitiva (dicho sea, baratita).
Capítulo aparte merecen las consideraciones patrióticas de todo signo. Que si España, esa entidad grande, libre y una, resulta ultrajada, devaluándola hasta la vulgaridad de marca comercial. Que si la idea está cargada de centralismo político, y en su lugar debería haber tantas marcas como identidades histéricas hay en la península.
De la marca España, no veo el problema urgente en “España”, sino en la “marca”. Estamos ante otra de esas palabras -expresión en este caso- que son un paso más en la construcción de una realidad aplastante desde la economía de mercado. Y contra esta dictadura mal disimulada, que nos contamina con una continua inoculación de jerga económicista, deberíamos estar luchando sin fatiga.
El colmo de esta perversión de la realidad es que se está haciendo tan zaborreramente y con tal miopía respecto a su inoportunidad, que la imagen de nuestra marca "España” a la vista de las noticias internacionales que protagonizamos día tras día, es sinónimo de fraude, chapuza, estafa y abuso. Vamos, ¡una marca de calidad!

2 comentarios:

Chus dijo...

La marca España me ha parecido, desde que empezó a usarse, una forma de exhibicionismo hueco y fanfarrón. ¿Desde cuándo un país, una sociedad necesita una marca? ¿Acaso aceptamos encantados que el mercado también exhiba países para comprar y vender, como si formásemos parte de un monopoli atrofiado y siniestro? Ya nos vale!!!

M. A. Velasco León dijo...

No sería mala reconversión para los viejos estados de la modernidad. Muerta su capacidad política, ser las marcas comerciales que permiten la libertad y diversidad del mercado global.
Salud