He
revisitado El polvo del tiempo, la última parte de la gran
película-rio filmada por Theo Angelopoulos. Es la segunda parte de
una trilogía, El prado que llora, inacabada y poco difundida en nuestras Españas, donde
parece que este director no ha hecho sino La mirada de Ulises.
En ella repasa el dramático siglo veinte, tan pleno de lágrimas y
de olvidos. Sirvan las palabras del sueño relatado por uno de los
personajes como homenaje y recuerdo para nuestra engreída y
desmemoriada cultura:
«En
cada brizna de hierba había una gota de rocio que caía sobre la
tierra húmeda de vez en cuando, “ese prado -dijo el viejo- es el
nacimiento del rio”. Pasaste la mano sobre la hierba húmeda y
cuando la levantaste, algunas gotas rodaron hacia abajo sobre la
tierra, como lágrimas.»
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