La dedicación de los filósofos a la política no suele acabar con resultados felices, especialmente en este país. Recordemos a Unamuno, a Ortega y Gasset o, sin ir más lejos, al anterior ministro de Educación. Sería por ingenuidad filosófica, impericia política, o por unos pies demasiado alejados de nuestro fangoso suelo, pero pretendió un pacto de estado sobre educación. La criatura resultó sacrificada sin contemplaciones desde su mismo nacimiento, como hiciera Herodes con aquellos inocentes, por la mano firme y la voz grave de una de las reinas del, entonces, mayor partido de la oposición.
Desgraciadamente, no restrinjamos privilegios a nadie ¿quién está libre de pecado contra la educación en las Españas?
La primera Iniciativa Legislativa Popular que superó con creces las 500.000 firmas requeridas, fue la de “Regulación de la financiación del sistema educativo”. Presentada en 1994 al Congreso con el aval de más de 625.000 firmas de ciudadanos. Pretendía crear una base necesaria para que nuestra educación fuera tratada con seriedad, y no como esa abuela, dispuesta a someterse a privaciones para evitar las nuestras, a la que siempre se recurre cuando hay gastos extras en la familia.
El PSOE, con mayoría parlamentaria, estuvo mareando la perdiz, impidiendo su acceso a trámite en el Congreso hasta que perdíó las elecciones. Y entonces, desde la oposición, urgió al PP para que la admitiese. Cuando al fin la propuesta del pueblo llegó al congreso, fue admitida, pero inmediatamente rechazada con los votos de PP, CIU y PNV.
Uno más, de los ataques que la educación sufre en nuestro país. No sólo desde fuera, principalmente por su estrangulamiento económico, sino también desde dentro, al faltar una visión unitaria y común de su importancia para construir un país democrático. Dos frentes que, como muestra el caso, suelen confluir.
No deja de sorprendernos la valentía y el buen hacer general, con que los profesores siguen enfrentándo tan turbulentas aguas. Como no deja de sorprendernos la buena disposición general de los alumnos.
Lo que no sabemos es cuánto más podrán aguantarlo, el agotamiento comienza a manifestarse. Y es que, como reza el ácido tango de Melingo, alumnos y profesores tienen “de todo y para dos”
1 comentario:
No es casual que el tango evoque eso vaivenes del sistema educativo que suelen dejar las cosas peor de lo que estaban. El caso del pacto que se pretendió en la última legislatura me parece llamativo. Estimo que el carácter abierto de Gabilondo fue subestimado hasta la inanición de una idea que merecía en verdad la pena. Como sabrás, el anterior ministro de educación tiene un blog en El País, El salto del Ángel, en el que expone con la educada pausa que le caracteriza, sus ideas generales. Pero, que se puede esperar de un país tan dividido por los más espúreos intereses. En fin, no quiero que la úlcera me penetre, me quedo con el sopena que merece la pena, ahora que lo miro pienso que fue estimulante navegar por esa red de conceptos ilustrados. Un saludo desde Córdoba.
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