14 de junio de 2014

Símbolo inequívoco



Desde que el rey de las Españas abdicó la corona, el debate sobre monarquía o república vuelve a estar al rojo. A pesar de toda la propaganda monárquica de los medios de comunicación y partidos continuistas. Las críticas contra los defensores de la república, e incluso contra quienes piden una consulta popular al respecto, revelan con claridad oscuras intenciones. Especialmente las que provienen de partidos y personas que se llaman de izquierda. (¡Por cierto! el PSOE tenía aquí una ocasión llovida del cielo para recuperar votos por ese lado, pero parece más que cegado por pactos previos. Será que a sus instalados mandatarios no les da frio ni calor el suicidio que este partido está llevando a cabo). Estas críticas se pueden condensar en la siguiente: cambiar monarquía por república es algo folclórico que entusiasma al personal pero deja todo como está respecto a la corrupción, el descrédito de los políticos, el funcionamiento económico …
¡Y es cierto! pero propongo verlo desde otro ángulo:
prolongar nuestro sistema monárquico coronando un sucesor, es el mayor símbolo de inmovilismo y perpetuación del estado de hecho. La inequívoca expresión de la apuesta por una sociedad de castas, desde la real hasta la financiera, pasando por la política.
La prisa de los partidos mayoritarios, de la casa real, de la iglesia y de diversos grupos de poder, para cambiar la ley sucesoria y aplicarla de inmediato, revela un plan que prolonga la ruinosa fachada democrática de nuestro postfranquismo.
Así las cosas, no podemos sino repudiar este símbolo y lo que simboliza.

2 comentarios:

Letr@herido dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, Miguel ángel. Hemos construido el mito de la Santa Transición y, con el tiempo, se ve que ha sido una pamema. Ahora no interesa que haya una democracia de verdad, no se deja opinar a la gente sobre la verdaderamente crucial: la forma de estado, el porqué del rescate a los bancos, si queremos un capitalismo salvaje y depredador como el que ahora tenemos, etc.

M. A. Velasco León dijo...

No hay que preocuparse, amigo José Antonio, ahora lo alarmante es la empresa furbolera, ¡que quita todos los males!
Salud