Incluso la mosca (junto al 10), heredera de Sócrates, se ha dado cuenta.
Si el ministerio considerase las
posibilidades de la filosofía, la potenciaría como dice que va a
hacer con las llamadas asignaturas “instrumentales”. Aunque no se
sabe muy bien de qué, ni para qué son instrumento.
Pasaron los
siglos XVIII y XIX, y estamos en el XXI pero los ministros de
educación siguen sin enterarse.
Nuestra sociedad, presa de una inercia entrópica,
necesita reinventarse y la crisis actual debería ser un revulsivo
para replantear presente y futuro. Para este asunto la filosofía es
plenamente instrumental, y hay quien se está dando cuenta, como reza
el cartel.
Claro que tal vez la instrumentalidad
ministerial trata precisamente de eso, de no reinventar nada.
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