El primer largometraje de Benh Zeitlin resultará extraño, incluso incómodo, al
espectador globalmente correcto, porque plantea una diferente manera
de enfrentar el mundo y la vida cotidiana, alejada de los domesticados relatos que saturan nuestros cines. Forzadamente podría incluirse dentro del género de películas sobre catástrofes, mas la crudeza de su historia
y la naturalidad con la cual es encajada por sus protagonistas,
la hacen escapar de los esquemas de estos dramas. Por otro lado, el trabajo de unos actores no profesionales,
especialmente el de la niña que interpreta la protagonista, le aporta una
frescura inusual.
Paso por alto algunos pensamientos
en off, demasiado ecointelectuales, que adolecen de un exceso de
racionalización, sobre todo para una niña pequeña, y me quedo con las breves
descripciones de su mundo, realizadas con unas poderosas imágenes,
bien hermanadas con la música. Imágenes que narran una historia de
amor y apego al espacio, convertido en el verdadero centro de la
historia. Fuente de sustento, de comunicación, de crecimiento y
articulación de la vida entera, una vida en construcción, como la de
Hushpuppy, así se llama la protagonista.
El universo espacial de “La Bañera”,
en los bayous de Louisiana, construye una historia -la de una niña
de seis años- tan dura como hermosa, alejada de estereotipos
habituales, pero que ha de hacernos reflexionar sobre nuestra ligazón
con el espacio poblado, tan desapercibida casi siempre.
Espacios dotados de una poética
incomparablemente más intensa que la de Bachelard, porque son vividos
y habitados voluntariamente hasta las últimas consecuencias,
incluida la de ser efímeros.
He visto en la película un caso práctico de
las ideas de Tetsuro Watsuji y su Antropología del espacio,
donde se rompe con la hegemonía de lo temporal a la hora de explicar
al ser humano, proponiendo que somos espacio.
Un cuento filosófico, imprescindible, para ilustrar mejor la comprensión de lo que somos.
4 comentarios:
Sí, Miguel Ángel, salir de la topera en la que estemos y vivir en lo efímero, la belleza de estar vivos y ser espontáneos, que es la úncica justicia poética y universal que nos queda. Estupendas estas reseñas.
Abrazo
Cuesta para un occidental aprender a vivir en lo efímero. Tal vez sea, en parte al menos, por las lenguas que hablamos.
Si no has visto la peli te la recomiendo, estoy seguro de que te gustará.
Salud
Esas bestias te arrancan sentimientos llenos de matices, compasión, ternura, indignación, afiliación, alegría...y sobre todo un enorme respeto por la vida en cualquier forma y manera.
( versión menos filosófica, y letrada)
Abrazos
¡Como que menos filosófica! amiga Pilar, a mi meparece incluso más que la mía. Las citas que meto no sólo son para entendidos sino sobre todo para que alguien se anime y lea los libros citados.
Llevas razón, un teremendo respeto por la vida, y más por las que son tan duras como las de la protagonista. Me alegro de que te gustase la película.
Un abrazo
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