19 de junio de 2012

El hilo cortado



En el año 2000 un grupo de profesores del zaragozano i.e.s. Elaios entran en el laberinto de una revista semestral de humanidades (“científica” habría que llamarla para recubrirla de ese aura de seriedad justificadora). Logran apoyo económico, especialmente del gobierno autonómico, para su proyecto y en mayo aparece el número uno de Laberintos, dedicado a Goethe.
No se trataba de una revista de instituto al uso, era un vehículo educativo que implicaba a profesores y alumnos. Iniciando a estos segundos en la investigación y mostrándoles que una publicación científica no les estaba vetada sino, al contrario, era también parte suya. Justamente en el apartado de la revista llamado singladuras, número tras número, alumnos de secundaria, tanto de cuarto de e.s.o. como de bachillerato, han escrito artículos que nada tienen que envidiar al resto.
Porque la excelencia, no surge de la nada, ha de cultivarse desde diferentes ámbitos y entre una variedad de humanos. Los guetos suelen ser fallidos, y más cuando son un puro montaje de defectuoso marketing, polarizado, para colmo, hacia lo “productivo”. Hablar del fomento de la excelencia no fomenta nada, son iniciativas como la de esta revista las que la llevan a cabo.
Durante casi trece años, y es un mérito haber permanecido tan dilatado espacio de tiempo, la calidad de la revista ha ido en aumento, tanto a nivel formal como de contenidos, hasta convertirse en un referente cultural dentro de nuestra comunidad y, me atrevo a decir, dentro de todas las Españas. 
Por ella han desfilado desinteresadamente artistas (José Luis Cano, Natalio Bayo, Jorge Gay, Clara Marta, Lina Vila, Patricia Almalé, Jesús Bondía, Vicente Vilarrocha, Enrique Larroy, Nelson Villalobos, Isidro Ferrer o Rubén Enciso, entre otros), escritores (Gimenez Corbatón, Ignacio Martinez de Pisón, Manuel Vilas, Ramón Acín, Antón Castro, Julia Millán, Carme Riera, Pedro Avellaned, Félix Teira o Patricia Esteban), historiadores (José Luis Acín, Herminio Lafoz, Isabel Yeste o Luis Antonio Alarcón), fotógrafos (como Gervasio Sánchez o Ana Teresa Ortega), filósofos (como Javier Aguirre, José Luis Rodriguez, Julio García Caparrós o M.A. Velasco) y otras personalidades como Vicenc Navarro, Miguel Ángel Tapia, Pérez Latorre, Carmen Magallón, Luis Antonio Gonzalez o M. Espido Freire.
El actual Gobierno de Aragón, principal patrocinador económico de la revista, ha decidido bruscamente, sin explicación, ni razón alguna, cortar el hilo de Ariadna con la esperanza de dejar morir dentro todos los pobladores de este proyecto cultural y educativo. Pero el hilo cortado no cierra la salida, puede ser condena a vagar eternamente dentro del laberinto, o puede, simplemente, hacer más largo y tortuoso el camino hacia el exterior. Por eso la muerte de la revista Laberintos (uno más entre los asesinatos que el nuevo gobierno está llevando a cabo) tal vez no tenga el final esperado, sino uno laberíntico.

2 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

¿ No habría manera de continuar con una edición digital? La disertación preparatoria al desastre ha sido verdaderamente justa y hermosa, Miguel Ángel, por demás a la altura de los tiempos. Si se pudiese hacer un esfuerzo sólo con toda el alma para poder levantar otra vez el rumbo, si se pudiese prescindir del dinero...Quedo más interesado aún en leerte sobre estos temas tan candentes e importantes.
Salud
Manuel

M. A. Velasco León dijo...

El factor desencadenante ha sido el criticado. Hay factores, como algunas jubilaciones de miembros del consejo de redacción, traslado de otros, cierto cansancio ... que por sí mismos no hubieran desencadenado la salida. Ahora, catalizados por el abandono absurdo de la actual administarción del PP, que incluso ha dejado sin distribuir el número anterior y este último, el 25, han conducido a este final.
La cultura siempre ha sido un adorno comtemplado con recelo por las rancias derechas de nuestras Españas.
¡Por los Laberintos!