12 de febrero de 2017

Universalidad del mito

Las diferentes mitologías sorprenden por sus constantes estructurales y, más allá, por sus coincidencias de contenido. Entre las primeras encontramos, por ejemplo, la separación de la realidad en dos órdenes, el cotidiano y el de lo primordial, así como la conexión disimétrica entre ambos, teniendo el segundo un mayor grado de realidad. Esa misma realidad es dependiente de un centro cósmico originario, cuyo transcurrir tiene carácter cíclico. Otra constante es la generación de normas de acción, que dan lugar lo mismo a rituales de diverso tipo que a normas morales de conducta. Y otras más prácticas, como la medida temporal basada en las fases lunares (unidas además a las mareas y la fertilidad).
Entre las segundas -coincidencias de contenido- tropezamos con animales, como los serpentiformes en múltiples variantes, desde serpientes ordinarias hasta cubiertas de plumas en lugar de escamas, pasando por los dragones orientales, que vienen a ser una gran serpiente voladora, o ciertos lagartos del pacífico, que más parecen reptar que andar. También con figuras, como el círculo formado por esa misma serpiente al morder su propia cola, el uroboros. Con acontecimientos, como la generación de los seres vivos, especialmente los humanos, y la consideración de la vida humana como pérdida, o devaluación, de la condición original del humano, que era la inmortalidad. O un diluvio de dimensiones universales.
Decir que, sencillamente, se tarta de una coincidencia, evita la cuestión y no aclara nada en absoluto. Una posible explicación apuntaría un necesario contacto entre diferentes culturas, lo cual, hasta ahora, se ha mostrado imposible. Otra, que todas ellas provienen de una común, en la cual se alumbraron esas constantes míticas antes de producirse su dispersión por diferentes partes del planeta. Pero resulta bastante problemática, puesto que no se trata del monogenismo de la especie, sino de la aparición de construcciones culturales como las lenguas y los mitos. Voy a añadir una tercera, que no es incompatible con esta segunda, la planteada por Luis Cencillo, el cual defendió la existencia del inconsciente en el psiquismo humano, dividido en varios niveles, uno de ellos el semántico. Este nivel explicaría por qué nuestra especie posee el lenguaje y lo desarrolla en diferentes lenguas, así como las demás construcciones simbólicas, entre las que estarían los mitos. Si todos tenemos visión bifocal y en perspectiva debido a nuestra anatomía facial y ocular; si podemos manejar herramientas por la anatomía de nuestras manos; … igualmente resulta normal que todo grupo humano de cualquier parte y época, de lugar a similares construcciones simbólicas, como los mitos, y que presenten elementos comunes.

2 comentarios:

Letr@herido dijo...

La reflexión que haces me recuerda que también el tema del Diluvio está en diversas religiones. No sé si tiene que ver con la mítica o, simplemente, con que, en el pasado, debió de haber una gran catástrofe natural que recogieron varias civilizaciones. Pero, de alguna forma, son prefiguraciones de ese concepto tan de ahora de la "interculturalidad". Parece que todo caminaba ya de viejo hacia el contacto de culturas.

M. A. Velasco León dijo...

El diluvio no creo que haya sucedido nunca, más bien alude a la idea de una purificación necesaria. Fíjate que las purificaciones míticas siempre son bien por el fuego, bien por el agua, pero el agua añade el plus de ser vital. Luego por el diluvio se purifica pero a la par se construye una nueva vida.
La interculturalidad viene sucediendo desde la prehistoria, aunque también otros modos de contacto cultural bien distintos. Ahora teorizamos sobre ella y a la vez la dificultamos con la globalización, que es uno de esos otros modos de enfrentar las culturas devaluándolas e igualándolas por sus aspectos negativos.