Estamos acostumbrados a oír hablar de Antonio Machado como poeta, que lo era y muy bueno, pero sigue habiendo algunos a quienes choca el considerarlo filósofo. Pues también lo era y nada malo. Pasa lo mismo con otros pensadores de su época, catalogados en los estantes de la literatura y, ¡para colmo!, poco leídos hoy, como Miguel de Unamuno.
Sigue habiendo demasiada necesidad de clasificaciones rígidas, de compartimentos estancos, como si hoy la adolescencia (esa época en que nuestra mente necesitaba pegar a cuanto nos rodeaba etiquetas claras y perennes, además de dividirlo todo en dos enormes grupos, el de lo blanco y el de lo negro) fuese etapa que perdura, una década tras otra, en la vida globalizada del siglo XXI.
Avanzando un poco más -aún a riesgo de dar un patinazo- os digo que Machado no solo fue interesante filósofo, sino también sorprendente profesor de filosofía. Leed, para convenceros, sus Cancioneros apócrifos de final de los años veinte. Por descontado que no era un profesor al uso, ¡afortunadamente!, como veréis en las clases de Retórica impartidas por un desdoblamiento suyo, magistralmente plasmado en Juan de Mairena, sentencias, donaires y recuerdos de un profesor apócrifo.
Como muestra, os dejo asistiendo a esta clase de Historia de la Filosofía incluida en Poesías de “Soledades”:
Pensar
el mundo es como hacerlo nuevo
de la sombra o la nada,
desustanciado y frío.
Bueno es pensar, decolorir el
huevo
universal, sorberlo hasta el vacío.
Pensar: borrar
primero y dibujar después,
y quien borrar no sabe camina en
cuatro pies.
Una neblina opaca confunde toda cosa:
El monte, el
mar, el pino, el pájaro, la rosa.
Pitágoras alarga a Cartesius
la mano.
Es la extensión sustancia del universo humano.
Y
sobre el lienzo blanco o la pizarra oscura
se pinta, en blanco o
negro, la cifra o la figura.
Yo
pienso.
(Un hombre arroja una traíña al mar
y la saca vacía; no ha
logrado pescar):
“No tiene el pensamiento traíñas sino
amarras,
las cosas obedecen al peso de las garras”,
exclama,
y luego dice: “Aunque las presas son,
lo mismo que las garras,
pura figuración.”
Sobre la blanca arena aparece un caimán,
que
muerde ahincadamente en el bronce de Kant.
Tus formas, tus
principios y tus categorías,
redes que el mar escupe, enjutas y
vacías.
Kratilo ha sonreído y arrugado Zenón
el ceño,
adivinando a M. de Bergson.
Puedes coger cenizas del fuego
heraclitano,
mas no apuñar la onda que fluye con tu
mano.
Vuestras retortas, sabios, sólo destilan heces.
¡Oh
machacad zurrapas en vuestros almireces!
Medir las vivas aguas del
mundo…, ¡desvarío!
Entre las dos agujas de tu compás va el
río.
La realidad es la vida fugaz, funambulesca,
8 comentarios:
Sobresaliente lección
Es lo que tienen los poetas filósosfos, que ven más allá, sobresalen en su mirar.
Gracias, amable lectora.
Muy cierto, Juan de Mairena fue para mí todo un descubrimiento, y ahí está, lleno de apuntes y anotaciones. Y estupenda la referencia como aproximación a la Filosofía. ¡Bravo!
Pues el maestro de Juan de Mairena, Abel Martín, recogido en las poesías completas de don Antonio, tampoco tiene desperdicio.
Gracias por pasarte.
¡Qué grande Machado! Precisamente hablando ayer con una compañera, salió este terreno a medias entre la poesía y la Filosofía, y apareció él.
Gracias por traernos esta maravilla.
Un pensador interesante y un deleite su lectura (no como la de los pensadores alemanes, je je je. Es que la lengua es decisiva a la hora de pensar y expresar lo pensado).
Gracias a ti por pasarte.
Ya sabes, Miguel ángel, que soy devoto, no de lo mariano, si no de lo Mairena, pero desde que nos dio por copiar a los norteños en métodos educativos parece que nos hacemos cada vez más el sueco. Machado es un maestro universal, de niños y mayores, y aquí aún seguimos con la mandanga ignorante de clasificarlo en un cajón y olvidarlo para siempre. No te canses nunca de recordarlo, yo haré lo mismo. un fuerte abrazo, amigo.
Manolo Marcos
Razón llevas Manuel, los gurús educativos de nuestra tierra han perdido el norte y se conforman con el geográfico, que nos lleva a tremendos equívocos y olvidos, como este.
Gracias por pasarte, un abrazo.
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