29 de julio de 2012

Canciones en inglés



Imaginar las letras de canciones en inglés, guiado por lo que la música y el momento me dictan es gran fortuna. No todo iban a ser desventajas en el desconocer la omnipresente lengua de Shakespeare.
A veces, sin embargo, cedo a la tentación y pregunto de qué trata, o busco la letra traducida en la red. Casi siempre me arrepiento.
Conocía Hey Joe hacía tiempo hasta que un día cometí esa torpeza de interesarme por su letra, y el resultado fue desastroso.
La canción, que no es de Hendrix, como suele creerse, sino un viejo blues de Billy Roberts, de 1962, y pasó sin pena ni gloria por algunas emisoras de radio. Lo que si es de Hendrix es la versión de 1966, considerada por muchos como la mejor. Me gusta su fuerza musical, pero en su letra, tras mi torpeza, no veo sino un diálogo de colgados, animándose mutuamente a mantener a la mujer en su sitio: bajo sus zapatos de chulangones. La maté porque era mía, parece decir Joe. Has hecho muy bien, jalean sus amigotes.
Desde el éxito de Hendrix se han hecho tantas versiones que se me escapan. Aunque hay dos, bien diferentes entre sí, que quiero comentar.
Una es la de Willy Deville, de 1992, donde encontramos un Joe que ha logrado huir de la justicia y llega a México. Un mundo de libertad y nuevas mujeres sumisas a su disposición. Los mariachis lo reciben con sus ámplios sombreros, guitarrones y violines. En lugar de arrepentimiento, encontramos alegría, por el macho deber cumplido y el pellejo salvado. Lo mejor con esta versión es hacer como que no sabemos nada de la letra y disfrutarla.

La otra, la que permitió mi reconciliación con el tema, ¡eso sí!, recreando la letra a mi antojo, es la que grabó en 2001 Franco Battiato con Natacha Atlas. La atmosfera de esta versión nos traslada al pasado. Lo sucedido es anacrónico, pero, como la canción, está sucediendo ahora mismo, lo cual hace los hechos más terribles aún. El diálogo es entre amigos; el horror del crimen no está cubierto por un orgullo machito, sino resaltado por un coro de mujeres, que recrimina la acción con voz doliente. El amigo le aconseja huir, porque lo hecho no tiene remedio y sumaríamos otra muerte a la primera. La fuerte y cadenciosa voz de Natacha tal vez logre que todos los Joe se den cuenta de la barbaridad cantada.

17 de julio de 2012

Por encima de nuestras posibilidades



Cuando el mercado y los bancos inventaron la venta a plazos, el “compre hoy y páguelo cómodamente mañana”, nació el vivir por encima de nuestras posibilidades. Y nació como un éxito para el sistema de libre mercado, tanto para compradores y vendedores como, sobre todo, para bancos y financieros.
Con el paso del tiempo el sistema se ha hecho dependiente de este vivir por encima de las posibilidades para poder funcionar. ¿Qué sería de bancos y entidades financieras sin los créditos solicitados por productores y consumidores?, ¿qué sería del dinero mismo, puesto que no es sino deuda, crédito?
La misma integración social del ciudadano exige que compre y lo haga mediante un sistema de crédito para no resultar un bicho raro, un asocial. Hasta el punto de que quien paga siempre al contado es claramente sospechoso.
El actual sistema económico de libre mercado obliga a un consumo constante mediante crédito. Y nuestras autoridades no sólo lo han tolerado, también lo han fomentado. ¿Qué hubiera sido de la bonanza española entre el 96 y el 2006 sin una economía basada en el ladrillo? Esta no hubiera sido posible sin el endeudamiento para la adquisición de la primera vivienda y del apartamento. Además de los muebles y el cambio de coche al que los bancos animaban. Los intereses, fijados por el Banco Central Europeo, estaban diciendo endeudate. ¿A quién le negaba el banco una hipoteca a pagar en 30 años, o un préstamo personal hasta diez años? Los medios de comunicación no paraban de anunciar créditos rápidos, con una llamada telefónica y sin ningún tipo de aval.
Se trata de una necesidad estructural del sistema económico y, en consecuencia, el ciudadano no es el culpable de vivir por encima de sus posibilidades, es la víctima. La única culpabilidad que se nos puede achacar es el no rebelarnos contra las imposiciones de tan perversa estructura económica y dejarnos manejar por promesas, ¡pero la publicidad es tan eficaz! 
Por ello, es una burla más hacia el ciudadano, por parte de nuestros políticos, gestores económicos y tertulianos apesebrados, atreverse a decir que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

12 de julio de 2012

Artículo de lujo


No había ido cañas ese día, había dormido a gusto y me sentó bien la comida,así que debió ser el pedrisco que, a traición, me sorprendió en el valle de Tena ¡y dos veces! Sabidos son los perversos efectos que presentan las bolitas heladas descendiendo desde lo alto en lugares sin cobijo. Seguramente, esa fue la causa. El caso es que me pareció escuchar voces. Una especie de enano malvado, como ese del cuento, cuyo nombre, que no es capaz de pronunciar ni su madre, hay que adivinar. Su acertijo era igual de absurdo y aprovechado también, de un prepotente descaro.
Primero denunciaba el fracaso escolar en nuestro país, especialmente el alto número de estudiantes que suspenden y no concluyen los estudios secundarios. Es urgente luchar contra esta lacra. A continuación, añadía que la selectividad no era eficaz, porque la aprueba el 94% de los alumnos, es decir, porque apenas fracasan. Una gran lacra para nuestro país, contra la cual hay que luchar.
De modo que, pensé, tal vez lo bueno, y sin duda lo eficaz, sea hacer fracasar a más alumnos. Pero esto es lo que queremos evitar. Es decir, a mayor fracaso escolar, peor es nuestro sistema, pero más eficaz.
Le di vueltas y vueltas hasta que recordé una pista en otro ominoso acertijo del malvado enano: es cuestión de prioridades al decidir en qué se emplean los recursos, si en la matrícula de mis hijos, en sus libros o en otras posibilidades.
Y entonces se hizo la luz, la educación para las clases trabajadoras y para los menos favorecidos de nuestra sociedad, siempre ha sido un artículo de lujo, y así debe seguir siéndolo. Los caprichosos que se empeñan en que sus hijos reciban una formación por encima de sus posibilidades, deberán hacerlo a golpe de sacrificios y privaciones, si es que así les llega. Los lujos, ya se sabe, siempre son innecesarios. 
De pronto, las últimas bolas de granizo sobre mi cabeza, rebelaron su nombre. Ministro, se llamaba Ministro de Educación. Al menos eso se leía en su nómina.

3 de julio de 2012

El tiempo y los relojes


No está mal, en los días más largos del año solar, alargados aún más por el calor, recordar las palabras de ese magistral heterónimo de Machado que es Juan de Mairena:
"Pero dejemos a los relojes, instrumentos de sofística que pretenden complicar el tiempo con la matemática. En cuanto poetas, deleitantes de la poesía, apredices de ruiseñor, ¿qué sabemos nosotros de matemática? Muy poco. Y lo poco que sabemos nos sobra. Ni siquiera han de ser nuestros versos sílabas contadas, como en Berceo, ni hemos de medirlos, para no irritar a los plectros juveniles. Y en cuanto metafísicos -he aquí lo que nosotros quisieramos ser-, en nada hemos de aprovechar la matemática, porque nada de lo que es puede contarse ni medirse. Nuestros relojes nada tienen que ver con nuestro tiempo, realidad última de carácter psíquico, que tampoco se cuenta ni se mide. Cierto que nuestro relojes pueden noñificárnosla -perdonadme el vocablo- hasta hacérnosla pensar como una trivial impaciencia por que suene el tac, cuando ha sonado el tic. Pero esto es más bien una ilusión que nosotros pensamos que se hacen los relojes, y que carece en absoluto de fundamento."
El protagonista de After hours estaría  de acuerdo, preso entre el tic y un tac que no acaba de llegar.