Imaginar las letras
de canciones en inglés, guiado por lo que la música y el momento me
dictan es gran fortuna. No todo iban a ser desventajas en el
desconocer la omnipresente lengua de Shakespeare.
A veces, sin
embargo, cedo a la tentación y pregunto de qué trata, o busco la
letra traducida en la red. Casi siempre me arrepiento.
Conocía Hey Joe
hacía tiempo hasta que un día cometí esa torpeza de interesarme
por su letra, y el resultado fue desastroso.
La canción, que no es
de Hendrix, como suele creerse, sino un viejo blues de Billy
Roberts, de 1962, y pasó sin pena ni gloria por algunas emisoras
de radio. Lo que si es de Hendrix es la versión de 1966, considerada
por muchos como la mejor. Me gusta su fuerza musical, pero en su
letra, tras mi torpeza, no veo sino un diálogo de colgados, animándose mutuamente a
mantener a la mujer en su sitio: bajo sus zapatos de chulangones. La
maté porque era mía, parece decir Joe. Has hecho muy bien,
jalean sus amigotes.
Desde el éxito de
Hendrix se han hecho tantas versiones que se me escapan. Aunque hay dos, bien diferentes entre sí, que quiero comentar.
Una es la de Willy
Deville, de 1992, donde encontramos un Joe que ha logrado huir de la
justicia y llega a México. Un mundo de libertad y nuevas mujeres
sumisas a su disposición. Los mariachis lo reciben con sus ámplios
sombreros, guitarrones y violines. En lugar de arrepentimiento,
encontramos alegría, por el macho deber cumplido y el pellejo
salvado. Lo mejor con esta versión es hacer como que no sabemos nada de la letra y
disfrutarla.
La otra, la que permitió mi
reconciliación con el tema, ¡eso sí!, recreando la
letra a mi antojo, es la que grabó en 2001 Franco Battiato con Natacha Atlas.
La atmosfera de esta versión nos traslada al pasado. Lo sucedido es
anacrónico, pero, como la canción, está sucediendo ahora
mismo, lo cual hace los hechos más terribles aún. El diálogo es
entre amigos; el horror del crimen no está cubierto por un orgullo
machito, sino resaltado por un coro de mujeres, que recrimina la
acción con voz doliente. El amigo le aconseja huir, porque lo hecho
no tiene remedio y sumaríamos otra muerte a la primera. La fuerte y
cadenciosa voz de Natacha tal vez logre que todos los Joe se den
cuenta de la barbaridad cantada.