17 de julio de 2012

Por encima de nuestras posibilidades



Cuando el mercado y los bancos inventaron la venta a plazos, el “compre hoy y páguelo cómodamente mañana”, nació el vivir por encima de nuestras posibilidades. Y nació como un éxito para el sistema de libre mercado, tanto para compradores y vendedores como, sobre todo, para bancos y financieros.
Con el paso del tiempo el sistema se ha hecho dependiente de este vivir por encima de las posibilidades para poder funcionar. ¿Qué sería de bancos y entidades financieras sin los créditos solicitados por productores y consumidores?, ¿qué sería del dinero mismo, puesto que no es sino deuda, crédito?
La misma integración social del ciudadano exige que compre y lo haga mediante un sistema de crédito para no resultar un bicho raro, un asocial. Hasta el punto de que quien paga siempre al contado es claramente sospechoso.
El actual sistema económico de libre mercado obliga a un consumo constante mediante crédito. Y nuestras autoridades no sólo lo han tolerado, también lo han fomentado. ¿Qué hubiera sido de la bonanza española entre el 96 y el 2006 sin una economía basada en el ladrillo? Esta no hubiera sido posible sin el endeudamiento para la adquisición de la primera vivienda y del apartamento. Además de los muebles y el cambio de coche al que los bancos animaban. Los intereses, fijados por el Banco Central Europeo, estaban diciendo endeudate. ¿A quién le negaba el banco una hipoteca a pagar en 30 años, o un préstamo personal hasta diez años? Los medios de comunicación no paraban de anunciar créditos rápidos, con una llamada telefónica y sin ningún tipo de aval.
Se trata de una necesidad estructural del sistema económico y, en consecuencia, el ciudadano no es el culpable de vivir por encima de sus posibilidades, es la víctima. La única culpabilidad que se nos puede achacar es el no rebelarnos contra las imposiciones de tan perversa estructura económica y dejarnos manejar por promesas, ¡pero la publicidad es tan eficaz! 
Por ello, es una burla más hacia el ciudadano, por parte de nuestros políticos, gestores económicos y tertulianos apesebrados, atreverse a decir que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

2 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Atrapados en esa tesitura, la única salida hubiera sido no caer como borregos en la trampa de la deuda, y haber vivido al margen ¿ puede esto pedírsele a un país educado en la idea católica de la familia y en la idea importada de un progreso con calidad de vida? Confío en que esta crisis cambie de una vez por todas la ceguera de todos, la del que engaña y la del que se deja engañar.
Un abrazo
Manuel

M. A. Velasco León dijo...

A la vista de lo que está sucediendo, la del que engaña no cambia sino a peor. La del engañado cambiará, pero de momento ...
Un abrazo.