7 de julio de 2014

Descifrado emocional


A comienzos de los años 20 Lev V. Kuleshov, profesor en el Instituto Soviético de Cinematografía, realizó junto a algunos alumnos, entre los que estaba Pudovkin, un experimento cuyo resultado se conoce como “efecto Kuleshov”. La sucesión de imágenes dispuestas mediante el montaje, dan lugar en el espectador a la ilusión de un espacio continuo en el que se sucede la acción, construyendo así una geografía ficticia, creada por el montador, y una unidad de acción también construida. Tanto Pudovkin en La madre y Tempestad sobre Asia, como Eisenstein en El acorazado Potemkin y Octubre, desarrollaron, sobre estos supuestos, las bases del montaje cinematográfico.
Hemos presenciado más de una guerra construida desde mesas de montaje, y muchos sucesos, que justificaban medidas legales y acciones represivas, construidos mediante esta ilusión.
A través de este recurso no sólo encontramos una acción y un espacio ficticios, sino también unas emociones construidas: la imagen previa que vemos condiciona la interpretación de la emoción expresada por la cara que aparece en la siguiente imagen. En consecuencia, la atribución emocional resulta claramente mediada por el entorno, no es sencillamente inferida de la expresión facial, que permanece la misma, siendo interpretada en un sentido u otro, según la imagen que la precede. Ello implica la facilidad con la que puede ser manipulada nuestra interpretación de emociones ajenas, por ejemplo con fines manipulativos o publicitarios.
Podemos extraer una consecuencia, las emociones atribuidas en los contextos de los que formamos parte activamente serán más certeras que aquellas donde somos espectadores externos. Sin embargo, nuestra implicación contextual a menudo es una traba para interpretar emociones, como esos casos donde no te enteras de las emociones que a tu alrededor despiertas, sean positivas o negativas, cuando todos se dan cuenta de que alguien es atraído por ti menos tu.
Y con todo, una persona considerada dentro de los estándares de la normalidad, interpreta las emociones de los otros adaptativamente (de manera provechosa para su vida y la de quienes le rodean). Luego el descifrado emocional sigue presentando para nosotros una complejidad que, desde la teoría, permanece sin resolver.

4 comentarios:

David Porcel Dieste dijo...

Vaya, interesante explicación del papel del sujeto en la construcción del conocimiento. Como dices, el lenguaje cinematográfico y publicitario se sirven de estos mecanismos cognitivos que suponen una intervención activa del sujeto. Usaré la entrada y el video para mis alumnos. Gracias.

M. A. Velasco León dijo...

Gracias a ti. Es gratificante sentirse útil para fomentar lo inútil (en sentido aristotélico, claro).
Salud

Manuel Marcos dijo...

No deja nunca de sorprenderme la capacidad que tienes para interpretar el arte cinematográfica, a la luz de la filosofía, la psicología, y la vida misma. Es un placer, leerte, y una lección.

Salud

M. A. Velasco León dijo...

Lo que sorprende es la capacidad de trabajo y la facilidad de composición que tu tienes para escribir, ¡rey de los ingenios!
Gracias y salud