Ya sé que hoy tenemos otras prioridades, otras urgencias, pero no por ello hemos de olvidar lo que sigue siendo importante, y tanto el celebrar la llegada de la Segunda República española como luchar por la venida de la tercera, siguen siendo asunto de importancia para consolidar nuestra democracia y la convivencia de los españoles.
Celebrar acontecimientos memorables es necesario porque el ser humano es animal simbólico y son las esperanzas lo que nos mantiene vivos en sentido pleno; la mera vida biológica no nos diferencia del animal, de una ameba, por ejemplo.
Romper con el sistema monárquico dictado por una dictadura, atravesada por la corrupción desde su cabeza hasta su base, es un paso ejemplar si de verdad queremos romper con las inercias que siguen lastrando nuestro presente político, económico y social.
No es un paso suficiente, pero sí necesario, para enseñar las posibilidades de la democracia, de la justicia y de la libertad.
Ya sé que hoy tenemos otras urgencias, pero nuestra Segunda República fue capaz de luchar por aquello que estimaba importante y que sistemáticamente se había desatendido, como la educación, por ejemplo.
No fue perfecta, ningún sistema político que se ponga en práctica lo ha sido, ni lo será, pero sigue siendo ejemplo para el presente en más aspectos de los que podríamos pensar a primera vista. Buscad en sus leyes y medidas de gobierno, leed los artículos de su constitución, y os sorprenderá la valentía y actualidad de buena parte de ellos.
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