10 de noviembre de 2014

... como se ceba un ganso


En la clase del señor Germain, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Germain, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo.    Camus: El primer hombre

Las últimas reformas educativas de nuestras Españas (exceptuando las del primer tercio del pasado siglo) han estado orientadas por oscuros intereses o necias sinrazones políticas.
Lejos de la más alta consideración, nuestros alumnos son concebidos como masa necesaria para el beneficio de quien manda. 
En lugar de pretender que descubran el mundo, nuestras leyes parecen perseguir ocultarlo, perpetuando los prisioneros entre las sombras de la caverna. 
En vez de sentirse existentes, nuestra escuela los convierte en aspirantes a carceleros, cómplices de un banquete ajeno y felices con sus so(m)bras.
Sin el respeto y el reconocimiento de la dignidad de todos los miembros de nuestra sociedad, nuestros sistemas educativos son perenne adoctrinamiento y la escuela una productiva factoría de gansos bien cebados.

2 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

La constante preocupación por el dinero...¿hasta cuando esa tiranía? Así salen luego los gansos, con gana de matarte a traición.

Abrazo

M. A. Velasco León dijo...

No se Manuel, hasta cuando se perpetuará esta tiranía. Me entristece lo mucho que se repiten los esquemas sociopolíticos y lo poco que aprendemos del pasado. ¡Ay Nemosine! que diosa tan extraviada.
Salud