11 de febrero de 2013

Paso al cerco hermético


Me he enterado esta mañana de que Eugenio Trías murió ayer, que abandonó el límite del aparecer para ocupar el cerco que se repliega en sí mismo, pero del cual los vivos hablamos.
Para mí su nombre está unido con Hitchcock y su Vértigo, desde que leí Lo bello y lo siniestro, tan unido como está con la Lógica del límite y un encuentro personal en Zaragoza. Los entonces miembros de Seminario interprovincial de Filosofía habíamos estudiado su reciente obra y le pedimos que acudiera y nos hablará sobre ella. Debía ser el año 1993, y el encuentro fue coronado con una cena donde debatimos apasionadamente sobre limes, cercos, cine y política.
Ganador del premio Nietzsche, seguiremos hablando de uno de los más serios y profundos intentos de pensar la realidad y la filosofía desde nuestra lengua.

3 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Hermosa reseña, Miguel Ángel, para un filósofo que estará siempre en nuestro punto de mira, hablándonos.

M. A. Velasco León dijo...

Gracias, Manuel, te recomiendo el primer libro que menciono y otro sobre Hitchcock: "vértigo y la pasión".
Un abrazo.

David Porcel Dieste dijo...

Sí, en su día también me deslumbró este ensayo que citas, una obra magistral que no sólo nos introduce en la filosofía kantiana, sino que consigue hacernos revivir de otra manera la maravillosa Vértigo de Hitchcock. Eugenio Trías es, sin duda, uno de los referentes a seguir de la filosofía española actual.