23 de febrero de 2014

Las trampas del tiempo


El dolor ante lo pasado, ante nuestro pasado, suele resultar frecuente, y también que ese dolor sea arrepentimiento. Este fenómeno recurrente que atenaza nuestra vida hunde su raíz en la cualidad temporal de cada uno de nuestros actos: su carácter primúltimo. Toda acción que llevamos a cabo es, forzosamente, primera y última. Todo instante, nos recuerda Vladimir Jankélévitch empleando un neologismo, es semelfáctico. Cada instante es un hapax. Dos adverbios temporales, "semel" en latín y "hapax" en griego, que señalan una sola vez.
Mas si todo acto humano es así, ¿cuál es el elemento incurable por la acción del tiempo? ¿Qué se ha añadido al devenir para generar el remordimiento?
No se trata de la acción libre de la cual yo soy autor. Ni la cosa hecha que tal acción generó, la cual a veces se puede reparar, y siempre es desgastada por el envejecimiento. Es el hecho mismo de la acción la causa de todo dolor, porque el haber hecho resulta irrevocable y cada instante es un hapax sin marcha atrás posible.
Y este es el mecanismo que opera en esta trampa del tiempo, o de nuestra conciencia temporal.

1 de febrero de 2014

Fiestas


El tiempo circular heleno y el lineal judío presentan lazos, ocultos por su aparente contradicción. La singularidad de los momentos revestidos de algún tipo de halo es una constante en ambos. Se celebran como fiestas, sean importantes para el grupo o para el individuo. Sucesos naturales, como los solsticios; hechos relevantes, como una gran victoria; sucesos extraordinarios, como algún descubrimiento cultural identificativo del clan (que puede llegar a ser muy grande); lazos de unión con sus dioses, como las distintas fiestas en su honor. Por otra parte, etapas en el tránsito de un individuo, como su paso a la adultez, su integración plena a la comunidad, o sucesos que han cambiado el rumbo de su vida.
Para ambos se trata de instantes únicos, que, por serlo, han de celebrarse sin cesar. Lo cual los convierte en continuo recomienzo, círculo perpetuo que otorga sentido a la vida. Instantes que construyen el verdadero transcurrir del tiempo, el cual, privado de estas singularidades cíclicas, quedaría disuelto en un discurrir amorfo e indiferenciado.